El equipo territorial de Sumo Primero en Terreno está conformado por 93 personas desplegadas a lo largo de nuestro país. Sus labores son cruciales no solo para el desarrollo del programa en la concreción de sus objetivos, sino que a su vez son la cara visible de nuestro quehacer y quienes han podido conocer de cerca la cotidianidad de cada establecimiento.

Es el caso de los tutores y tutoras de la Línea de Didáctica de la Matemática que, siendo el corazón del programa, tienen como principal labor el acompañamiento en aula y la realización de los talleres, con el fin de entregar—a 968 docentes—las herramientas necesarias mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje de la asignatura.

A continuación, Paulina Araya, profesora y especialista en didáctica de la Región de Tarapacá, nos cuenta cómo ha sido su experiencia trabajando con escuelas en la zona extrema del país, detallando el proceso de acompañamiento y principales desafíos de este 2021.

¿Qué elementos en torno a la didáctica de la matemática crees que son claves para la enseñanza y que, a su vez, Sumo Primero incentiva? ¿Cómo podemos desarrollar una buena clase?

PA: Es importante conjugar aspectos teóricos sobre la matemática y su enseñanza, con la experiencia de los docentes y su conocimiento sobre los estudiantes y sus contextos. A partir de ahí, desarrollar una buena clase requiere reflexionar sobre el saber matemático en juego, además de pensar formas en que puedan implicarse genuinamente con lo que realizan, es decir, no hacer los ejercicios por cumplir, sino que lograr que vayan internalizando las herramientas que ofrece la matemática para solucionar situaciones en diferentes ámbitos.

Considerando que el próximo año es muy probable que tengamos salas híbridas (mitad de clases presenciales y otra mitad virtual) ¿Cómo crees que los y las docente pueden abordar mejor este contexto?

PA: El 2021 seguirá siendo un desafío. Estamos todos más cansados y con una salud mental bastante resentida por un 2020 muy difícil para profesores y profesoras, que han tenido que sortear sin mayor apoyo por parte del Ministerio. Mirando el lado bueno, hemos ido formulando algunas ideas que pueden ser de utilidad. Por ejemplo, aprovechar los insumos de la casa, la cotidianidad de niños y niñas para incluirla en las clases; pienso en unas clases de estadística donde los niños de 4° básico hicieron gráficos sobre sus juguetes favoritos y los mostraban en las cámaras, cuestión imposible en otro contexto y que resultó muy bien. Este año habrá que valorar el tiempo y pensar en clases presenciales muy potentes, con trabajo grupal y con materiales concretos, incluyendo, aquello difícil de incorporar en las clases online, y dejar para el trabajo a distancia, cuestiones donde se pueda prescindir de esa interacción, por ejemplo, problemas rutinarios o investigaciones más personales y autónomas. 

¿Cómo ha sido tu experiencia con el Programa Sumo Primero sobre todo considerando que las escuelas se encuentran en partes extremas del país? ¿Cómo ha sido la recepción de docentes y el acompañamiento?

PA: He podido aprender mucho de los y las colegas. Ellos conocen muy bien las particularidades de cada grupo, que siempre son más complejas que los datos duros. Creo que están muy comprometidos y eso es realmente un impulso para seguir; a veces se sienten mal, frustrados y cansados porque han tenido que improvisar todo con pocas herramientas y recursos, y no siempre llegan a todos los estudiantes. En ese sentido, pienso que el Programa ha tenido una buena recepción porque hemos sabido adaptarnos a sus necesidades. Los profesores necesitan un par para poder reflexionar y tomar decisiones, no alguien que les enseñe teorías escritas sobre piedra. Creo que llegar con flexibilidad y humildad, transparentando que no tenemos todas las respuestas, pero que estamos dispuestos a pensar con ellos en algunas soluciones, es clave para poder llevar a cabo un buen trabajo.